Decidí empezar con David Foster Wallace por esta obra por mi trabajo. (Soy agente de viajes). El caso es que creí que podía ser divertido leer la opinión de DFW acerca de una experiencia en un crucero, porque de eso es lo que va "Algo supuestamente divertido que jamás volveré a hacer". Al autor le pagaron para describir su experiencia a bordo del buque Zenith (propiedad entonces de Celebrity Cruises, pero que ahora, como muchos otros barcos de cruceros que ya tienen unos años, ha sido adquirido por Pullmantur, una compañía de cruceros española que a su vez fue comprada por Royal Caribbean, una compañía de cruceros americana, con lo que el buque Zenith ahora pertenece a Royal Caribbean, con la submarca Pullmantur (que para los que no sepáis de cruceros, es un poco más asequible que la marca Celebrity Cruises). Bueno... quizá me estoy yendo del tema, puede que me haya contagiado de las notas al pie de página de DFW, pero en forma de paréntesis)
Yo estuve a punto de hacer un crucero por el Atlántico a bordo de este barco, pero al final lo anularon y fui en otro más pequeño por el Mediterráneo. Aunque Wallace, por hacer un juego de palabras, lo llame el Nadir, el Zenith es un barco normalito si lo comparamos con la mayoría de los buques de cruceros que nos encontramos actualmente, aunque puede que en la época en que el autor viajó, fuera un lujazo.
Antes que nada contaré que por mi trabajo, he hecho dos cruceros. Uno por el Mediterráneo y otro por las Islas Griegas. En realidad los hice por placer, con mi pareja, pero por mi trabajo fui pagando sólamente las tasas de embarque. Ni soy fan de los cruceros ni dejo de serlo. No sé si los hubiese elegido si no hubiera sido por mi trabajo, pero en ambos me lo pasé muy bien. Pero es que si algo sé hacer yo, es pasármelo bien. Hago muchas cosas mal, pero pasármelo bien me sale genial. A David no. Eso es así.
Yo no digo que un crucero sea la experiencia de tu vida. Y soy consciente de que es un viaje organizado en el que te ves envuelta en miles de actividades, y sobre todo, de gente. En un crucero hay gente. (Si no te gusta la gente no te vayas de crucero). En un crucero hay muchas cosas que pueden resultar agobiantes para algunas personas: hay teatro, hay cenas organizadas, hay noches temáticas, hay bailes, manualidades, juegos de mesa, gimnasio, actividades deportivas, fiestas en la discoteca, fiestas absurdas, fiestas aún más absurdas... Pero lo bueno de todo esto, lo mejor de todo, es que puedes ir, o no. Y David me ha sacado un poco de quicio. Sé que iba en plan observador y todo eso, para escribir... pero ¡hombre de Dios!, no puede ser que todo te resulte tan horrible. ¡Es que parece que va predispuesto a criticar todo!. Es como cuando yo estoy de malas y a todo le saco punta. David, eso lo podemos hacer todos, en serio. Puedes analizar una situación, una cosa, una experiencia, y verla desde un punto de vista negativo y hasta el cojín del sillón de recepción te parecerá un insulto. Pero me resulta tan agotador ese punto de vista....
No sé, es como si Wallace tuviera un enorme microscopio con el que analiza cada cosa que pasa a su alrededor, y claro, si todos fuéramos con un microscopio enorme a analizar todo lo que nos rodea, nuestra vida sería terrible. No he encontrado ni un sólo punto positivo en este escrito. Nada. Puede que algo se me haya escapado, no digo que no, pero no puedo creer que una persona sola a bordo de un barco no haga nada interesante en una semana. ¡Una semana! Y entonces, lo que podría parecerme un hombre interesante, al que presupongo no gustan estos viajes organizados ni jugar a "Mister Piernas Bonitas", se convierte en un snob. Porque vale que no te gusten los viajes organizados, vale que no te gusten los juegos (yo no he participado en ninguno en ninguno de los dos cruceros, salvo en un bingo..XD), vale que la gente te parezca una manada de borregos esperando su excursión, vale que te agobie salir fuera de tu camarote, pero que mires por encima del hombro (porque es lo que hace), a los demás por elegir un crucero para sus vacaciones me parece snob. Y un poco de amargado. (Ahora es cuando los fans de este hombre me linchan)
Yo esperaba más anécdotas, sentirme identificada, pero es que a veces no tenía claro si se había ido de vacaciones o a una cárcel thailandesa. En serio.
Y os voy a poner ejemplos prácticos, para que entendáis mejor lo que quiero decir:
1.Limpieza de los camarotes: "es mi experiencia con la limpieza de los camarotes la que constituye el ejemplo definitivo de estrés producido por unos cuidados tan extravagantes que te afectan a la cabeza. (...), lo cierto es que casi nunca veo a la encargada de mantenimiento del camarote 1009, la diáfana Petra, (...) . Pero tengo buenas razones para creer que ella me ve. Porque cada vez que salgo durante más de media hora del camarote me lo encuentro completamente limpio, sin una mota de polvo y con las toallas reemplazadas y el baño reluciente.(...) Admito que esa limpieza misteriosa e invisible del camarote resulta genial en cierto sentido (...)Pero también hay, creo yo, una culpa espantosa en esto, una inquietud profunda y acumulativa, una incomodidad que se presenta - al menos en mi caso- como una especie de extraña paranoia por ser cuidado. (...) Durante un rato hago experimentos, como por ejemplo salir disparado al pasillo de babor de la cubierta 10 por si veo a Petra agazapada en alguna parte vigilando quién sale de su camarote. Esta es la broma típica que te hace el cliente cuando vuelve de crucero. "Saramaga, es que me iba unos minutos y cuando volvía estaba el camarote perfecto! ¡Hasta busqué detrás de la cortina por si estaba ahí escondida la chica de la limpieza! jajaja"
Pues eso, David coge la típica broma que estoy harta de oir. Evidentemente es una exageración, tanto lo de mi cliente, como lo de Wallace. Los empleados que trabajan en un crucero son muy serviciales, pero no son magos. Reconozco que tiene su gracia, pero al leerla en el libro he pensado que estiraba demasiado la broma. Era como "Sí, David, ya he entendido, no hace falta que alargues tanto la anécdota, porque en dos frases la cuentas igual y me río lo mismo" Y eso de "ejemplo definitivo de estrés producido por unos cuidados tan extravagantes"... De verdad, NO.
2
.La Boviscopofobia (para David, miedo mórbido a ser visto como un ser bovino). "Casi nunca he salido de Estados Unidos, y nunca como parte de un rebaño con ingresos altos, y en puerto, soy nueva y desagradablemente consciente de ser americano, del mismo modo que siempre soy consciente de ser blanco cuando estoy rodeado de gente no blanca. No puedo evitar pensar cómo deben de vernos ellos, esos jamaicanos impávidos, o especiamente cómo nos ve la tripulación inferior no aria del Nadir. Llevo toda la semana haciendo todo lo que puedo para separarme a los ojos de la tripulación del rebaño bovino del que formo parte, para distanciarme de alguna forma: evito las cámaras, las gafas de sol y la ropa caribeña en tonos pastel; insisto mucho en llevarme mi bandeja en la cafetería y doy gracias de forma efusiva incluso por el más pequeño servicio. (Nota al pie: En mi cabeza no paro de darle vueltas a la cuestión de si mis compañeros nadiritas sufren el mismo desprecio hacia sí mismos (.....) han pagado mucho dinero para divertirse, para que los cuiden y para grabar algunas experiencias en el extranjero y ni en coña van a permitir que ninguna punzada de proyección neurótica acerca de cómo su americanidad es percibida por unos nativos mal alimentados les desluzca el Crucero de Lujo"
Ante esto no sé si comentar algo. Es que me parece de repente un snob, de repente un acomplejado, de repente un paranoico, pero sobre todo me da pena, porque debía de ser insoportable estar dentro de su cabeza. Y no lo digo por la crítica que hace, si no por cómo la hace. Te transmite de verdad su incomodidad ante lo que le rodea. No es un crítico sarcástico e irónico con el que te ríes, no se limita a reírse de sí mismo y de sus semejantes. Me transmitió su sensación de incomodidad, y me costó acabar el libro, que es cortísimo. Me costó tanto porque, a pesar de que lo critico un poco en este post, también me he sentido como él en muchos momentos de mi vida. Y también he sido una observadora cínica, o incómoda ante las situaciones de mi alrededor. He intentado cambiar eso, y acoplarme a las circunstancias de la vida que me rodea. Y como he dicho antes, me sale bastante bien pasarlo bien en cualquier situación. He sentido rabia y ganas de darle una colleja a David mientras lo leía, porque me daban ganas de decirle "Joder David, eres un tío interesante, inteligente, ingenioso... ¿por qué no te relajas un poco y disfrutas? ¿por qué no te dejas el microscopio en casa por un minuto?"
Yo, a veces, como David, no puedo relajarme. La última vez que me acordé de él, fue un fin de semana con amigos en una casa rural, a finales del año pasado. Una de las noches en que celebrábamos el cumpleaños de uno de mis amigos, conforme iba avanzando la fiesta, me puse en plan Wallace. Los observé a todos, y me sentí fuera. Y quiero a mis amigos, son unos amigos geniales, inteligentes, divertidos... peeero... me sentí fuera. Saqué mi microscopio y me sentí un poco marciana con respecto a ellos. Una sensación que a veces tengo, de no encontrar mi sitio, o de no encontrarme cómoda o sentirme diferente, y que a veces me viene sólo a partir de una conversación en la que no puedo entender que alguien piense de una forma determinada, o que no quiera quedarse junto a la chimenea charlando hasta las tantas con una copa de vino, o que no quiera hablar de lo que a mí me apetecería hablar... Son pequeñas cosas que provocan un click en determinadas situaciones y me sacan de la situación, la veo desde lejos con el microscopio y me pregunto a mí misma ¿de qué Galaxia vengo yo? ¿Por qué están todos tan felices haciendo eso, o no haciendo lo que yo creo que sería genial hacer? Pero se me pasa. Y luego me digo ¿pero tú eres tonta? Y ya.
Creo que por eso me he sentido tan molesta leyendo este libro, que he leído por temporadas. Porque lo que menos me importaba era el crucero. Todo el rato lo estuve observando a él, y esperando que dijera algo agradable, que se divirtiese un poquito, que sonriera... Pero nada. Yo he leído reseñas que califican este libro como divertido. Para mí es triste. Hasta la anécdota del retrete de Scott Peterson me parece tristona. Puede que sea yo, que no le he dado el enfoque adecuado a la crónica de David. Puede ser.
Voy a seguir leyendo a David Foster Wallace, pero no he decido cuál será la próxima lectura. Me cae bien. Lo he puesto a parir, sí. A ratos me enervaba, sí. Pero me cae bien. Y me da pena su final, pero lo entiendo. Porque si en su vida en general se sentía tan incómodo como se sintió en este crucero, debía de ser difícilmente soportable ser él.
PD. Sí encontré algo que le gustó. El café.
"El Nadir lleva a cabo un acercamiento sensato a la cuestión del café que yo desde aquí felicito"PD2. Repasando el libro, he visto que sí me pareció graciosa alguna cosa.
1.Para la cena de gala, (hay una cena de gala con el capitán en todos los cruceros. Según el crucero, la cena es más o menos glamurosa). Pues David llevó para la cena de gala (que en este caso era muy glamurosa) una camiseta con un dibujo imitando a un esmoking, porque pensaba (que es lo que yo pensaría), que ir de gala a una cena en un crucero es un poco absurdo, y puede que vayas demasiado arreglado y hagas el ridículo). Y nos dice
"por favor, que mi cretinez y mi humillación no hayan sido en balde: sigan mi consejo y lleven ropa formal, no importa lo absurdo que les parezca")
2. Su odio común hacia Mona, de Alice (su compañera de mesa), y él. Es genial que, aunque sea para criticar a otra, cree un ligero vínculo con alguien. (Aunque por otra parte es muy lógico, el odio hacia otros siempre une.. :P)